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Nunca imaginamos que dentro de pocas semanas, el surgimiento de COVID-19 nos obligaría a revisar esta cuestión.

A principios del 2020, el Concilio de Delegados estaba considerando la sugerencia de reunirse al menos una vez al año por videoconferencia. Esto reduciría los costos de las reuniones y exigiría menos inversión de tiempo por parte de los delegados al no tener que viajar a las reuniones tres veces al año.

Después de la consideración del asunto por un equipo pequeño, el CDD decidió no seguir este curso de acción. Pensaron que se perdería un aspecto significativo de la reunión si faltara la interacción física entre ellos.

Eso fue en febrero. Nunca imaginamos que dentro de pocas semanas, el surgimiento de COVID-19 nos obligaría a revisar esta cuestión. En lugar de preguntarnos "¿Deberíamos considerar las reuniones por vídeo?", nos vimos preguntando, "Ya que debemos utilizar la tecnología digital para llevar a cabo nuestra reunión, ¿cómo deberíamos hacerlo?"

El contexto lo es todo. Nuestro entorno, nuestras circunstancias, los asuntos que nos atañen, y las cosas que están fuera de nuestro control deben ser consideradas antes de embarcarnos en un curso de acción. Esto también es cierto para el ministerio. Debemos reconocer nuestro contexto y realidades antes de preguntarnos: "¿Cómo podemos honrar a Dios y hacer su voluntad en el ministerio a medida que reconocemos este entorno específico?"

Aunque nos quejamos a menudo de los problemas que tenemos con la tecnología—el mal funcionamiento del WiFi que resulta en llamadas de mala calidad, archivos que desaparecen misteriosamente en nuestros ordenadores, no poder ver las caras de todos los que están participando en una videollamada—sabemos que la tecnología es un regalo. Agradecemos a Dios que haya creado el mundo de tal manera que podamos interactuar entre nosotros alrededor del mundo a través de  estos medios. La tecnología nos permitió tener nuestra primerísima reunión virtual del Concilio de Delegados, y aunque tuvimos que cancelar el Sínodo 2020, fuimos capaces de organizar una reunión en vez del Sínodo por medio de la tecnología.

También estamos agradecidos de poder usar la tecnología y los medios de comunicación en pro del evangelio. A partir de marzo del 2020, las iglesias Cristianas Reformadas dentro de Norte América cerraron las puertas de sus edificios y en cambio se reunieron para adorar usando la tecnología. En muchos casos, esto fue visto como un inconveniente necesario. Fue un contratiempo temporal hasta que pudiéramos "volver a la normalidad".

Sin embargo, últimamente hemos reconocido que aunque no es una situación ideal, hay algunas ventajas de reunirse en línea. Hay individuos a los que podemos alcanzar a través de la alabanza, grupos pequeños, oración, que normalmente no estarían presentes en nuestras iglesias el domingo por la mañana. Damos gracias a Dios por esto. Esperamos que, a medida que continuamos descubriendo nuevas formas de alcanzar a nuestras comunidades y a nuestro mundo, sigamos utilizando lo que hemos aprendido durante este tiempo de pandemia para mejorar y aumentar nuestro futuro ministerio.

En esta edición, leerá sobre cómo se está utilizando la tecnología en la adoración, el discipulado global y en varios aspectos de nuestro ministerio conjunto. Mi oración es que al involucrarnos con este medio, que sigamos recordando nuestro primer amor y llamado—amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón y toda nuestra fuerza, y a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. La tecnología es una herramienta que nos ayuda a hacer eso.

Que Dios nos bendiga a todos mientras seguimos embarcándonos en este viaje.

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