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Me pasa muy a menudo: Alguien me pregunta si he pastoreado una iglesia, y comienzo diciendo: "No. Antes de asumir este rol en la ICR, era presidente de una universidad”. Eso generalmente conduce a más preguntas y poco después ya expuse mi inusual trayecto vocacional: director de enseñanza de educación especial, psicólogo pediátrico, administrador y catedrático de la universidad, presidente de la universidad, y luego director ejecutivo de la ICRNA.

Para algunos de nosotros, el llamado de Dios viene con un enfoque singular de una manera clara e inequívoca para toda la vida. Pero ese no es siempre el caso. Probablemente haya escuchado una estadística de que la persona promedio tiene siete empleos diferentes en su vida. ¡Estoy cerca de alcanzar ese promedio!

Y no es solo la cantidad de empleos que una persona tiene, lo que puede variar. Parece que hay nuevos tipos de empleos y nuevas formas de trabajar en todas partes. Algunas personas trabajan en casa para una empresa a medio continente de distancia. Algunos trabajan a tiempo parcial u horarios flexibles a fin de tener tiempo para la familia o lo que les apasiona. Y algunos pastores son llamados a pastorear simultáneamente una iglesia mientras que también trabajan en una trabajo adicional. Algunos llaman a estos pastores, "bivocacionales".

El sínodo dialogó sobre los pastores bivocacionales a principios de este verano. Si bien el número de congregaciones en la ICR sigue siendo relativamente constante, el tamaño promedio de esas congregaciones está disminuyendo. Esto significa que tenemos congregaciones más pequeñas que antes. Por ejemplo, el número de congregaciones con menos de 100 miembros adultos profesantes ha aumentado del 40% al 45% de nuestras iglesias en los últimos siete años, lo que hace que sea un desafío para algunas congregaciones apoyar a un pastor de tiempo completo.

Ese es solo uno de los muchos factores que llevan a algunas congregaciones a considerar tener un pastor bivocacional. Algunos ministros prefieren este rol de doble enfoque; encuentran que su "otro empleo" es una oportunidad para evangelizar, conectarse con el mundo real o para un mejor uso de sus variados conjuntos de dones.

Sin embargo, la tarea de ser un pastor bivocacional no es tan simple como dividir el trabajo en dos. Como dijo una vez el pastor bivocacional de la ICR, José Rayas; "Aunque el pastor bivocacional tiene dos ingresos, es el pastor de la iglesia y no debe considerarse ‘a tiempo parcial’. Debe atender todos los deberes pastorales de la iglesia".

Yo concuerdo con los comentarios del Reverendo Rayas. He sido miembro de iglesias más grandes e iglesias más pequeñas, pero las muchas tareas del ministerio me parecieron, en todos estos entornos, interminables. Sin embargo, la tendencia de los pastores bivocacionales es una que debemos enfrentar. Tengo tres sugerencias:

Primero, debemos aprender de aquellas denominaciones y tradiciones que han dependido durante mucho tiempo de pastorados bivocacionales. Muchas comunidades de minorías étnicas, por ejemplo, pueden ayudarnos a comprender cómo se pueden alinear mejor las expectativas de los feligreses con las de un pastor cuyo servicio está dividido.

Segundo, debemos borrar un prejuicio del que no siempre se habla pero que a menudo se siente: que una congregación con un pastor bivocacional no está cumpliendo con un estándar de ministerio que vale la pena. Esto simplemente no es cierto. Mire los muchos ejemplos de ministerios de fabricación de tiendas en el Nuevo Testamento.

Tercero, apoyemos la acción del sínodo para establecer un grupo de trabajo con el fin de analizar más detenidamente el ministerio bivocacional. Confiemos en que el Espíritu guiará al grupo de trabajo para que podamos acoger un modelo de ministerio que seguramente estará con nosotros en los próximos años.

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