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Es hora que determinemos si nuestra fe está moldeando nuestra política, o nuestra política ha estado moldeando nuestra fe.

Tres propuestas llegarán al Sínodo 2018, que tienen que ver con la iglesia y la política. Las clases Minnkota y Columbia creen que la denominación ha sobrealcanzado su esfera espiritual y se ha metido demasiado en aguas políticas. La Clase Minnkota quiere que “todas las agencias de la CRCNA se hagan cargo sólo de asuntos eclesiásticos y se abstengan del apoyo político”. La Clase Columbia, sin embargo, traza la línea límite en la “presión política” a la vez que permite el apoyo. Ambas propuestas temen que la actividad política denominacional dividirá a la iglesia.

La Clase British Columbia South-East (BCSE) también percibe que nuestra unidad está “amenazada por una profunda y creciente división y confusión sobre la práctica de discipulado político”.

Pero en lugar de cerrar la actividad política, anima a la denominación “a fomentar la discusión y educación centrada en principios bíblicos para discipulado público”, la cual incluye discipulado político.

Jugué con la idea de titular este editorial “Divididos por la Política”. La polarización política de nuestra cultura ha infectado nuestras iglesias. No estamos de acuerdo sobre qué políticas creemos que los cristianos deberían apoyar u oponerse. En los Estados Unidos especialmente, y en un grado creciente en Canadá, los miembros de la Iglesia Cristiana Reformada están divididos políticamente en izquierda o derecha. Pero ¿por qué una comunidad que comparte una fe común, una tradición Reformada común, y una Biblia común, está tan dividida políticamente? Es hora que determinemos si nuestra fe está moldeando nuestra postura política, o nuestra postura política ha estado moldeando nuestra fe.

Las clases Minnkota y Columbia parecen asumir que nuestras divisiones políticas son insuperables, y que simplemente no deberíamos provocar las divisiones aún más. La Clase BCSE, sin embargo, piensa que nuestra división política se debe a nuestra incapacidad para enseñar adecuadamente a nuestros miembros cómo relacionar nuestra fe con nuestra política. Yo me inclino hacia el enfoque de la Clase BCSE porque creo que si este asunto subyacente no se resuelve, detener la actividad política es sólo una solución de parche o curita en el mejor de los casos. Es un hecho que nunca podremos llegar a un acuerdo político total. Pero seguramente, podemos tener una base política más común que la que tenemos actualmente.

La iglesia institucional no debe reducirse ni a un grupo de lobby político, ni a un proveedor de bienes y servicios religiosos. De hecho, la palabra griega ekklesia del Nuevo Testamento, de la cual obtenemos la palabra “eclesiástico”, era originalmente “un término político en el griego secular—la asamblea ciudadana de una ciudad griega (Hechos 19:39)” (Backgrounds of Early Christianity, 3rd ed,, p.47). Un término no político para organizaciones religiosas—thiasos— era común durante la época del Nuevo Testamento. Sin embargo, la iglesia primitiva eligió usar un nombre políticamente cargado, similar a nuestros términos modernos Municipalidad, Congreso, o Parlamento, para nombrarse a sí mismo. ¿Por qué? Si nuestras iglesias fueran llamadas hoy por los términos de “el Congreso del Presidente Jesús” (porque César era “Señor”) en Los Ángeles, o “el Parlamento del Primer Ministro Jesús” en Toronto, ¿los que no son cristianos no pensarían que esos términos son políticos? ¿Es nuestra presente definición asumida de “eclesiástico”, por tanto, demasiada estrecha o no bíblica? ¿Ha sido formada más bien por nuestra cultura?

Como lo sugerí en el editorial del año pasado, “Iglesia y Política” (Nov. 2017), tenemos que tener conversaciones difíciles sobre la iglesia y la política que se basan en diversas tradiciones, no sólo de la Kuyperian. Y yo no creo que el sínodo es el mejor lugar para estas conversaciones particulares. Se las facilita mejor en un fórum que permita profundas deliberaciones civiles de nuestros mejores pensadores con el menor número de agendas políticas posibles. Tal vez necesitamos un equipo de trabajo para organizar y estructurar dicho fórum. Independientemente de cómo, dónde, o cuándo, necesitamos desesperadamente estas discusiones.

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