En mi adolescencia, estaba confundido sobre el lugar que ocupan las buenas obras en la vida de los cristianos. Podía articular las verdades de Efesios 2:8-9: que fui salvado por gracia mediante la fe y no por buenas obras. De hecho, cantaba "Amazing Grace" casi todos los domingos. Conocía esta verdad en mi corazón, pero cuando me enfrentaba al Sermón del Monte, los Diez Mandamientos y otros mandamientos de las Escrituras, experimentaba un profundo sentimiento de culpa e insuficiencia. Puede que a usted también le ocurra.
Una de las cosas que más me atrajo de la fe reformada cuando tenía unos veinte años fue su concepción de las buenas obras como actos de acción de gracias a Dios.
En la pregunta 86 del Catecismo de Heidelberg se plantea: "Puesto que por gracia hemos sido liberados de nuestra miseria por medio de Cristo, sin ningún mérito propio, ¿por qué, pues, hemos de hacer buenas obras?". La respuesta: "Porque Cristo, habiéndonos redimido con su sangre, nos está también restaurando por su Espíritu a su imagen, para que con toda nuestra vida mostremos que estamos agradecidos a Dios por sus beneficios."
De hecho, según Pablo, Dios nos creó para una vida llena de buenas acciones provenientes de la gratitud. ¡Qué alivio! En lugar de enfrentarnos a la tiranía culpable del "debería haber hecho esto o aquello", la gracia capacita a los cristianos para realizar acciones en obediencia con alegría y agradecimiento.
Esta actitud de agradecimiento es especialmente importante cuando se trata de servir. Jesús nos dice algunas cosas aleccionadoras sobre el servicio a Dios:
- Al que, después de ser llamado por Jesús, pide volver primero a enterrar a su padre muerto o a despedirse de su familia, Jesús le dice: "Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios." (Lucas 9:62).
- Una metáfora que Jesús utiliza a menudo para el servicio es llevar la cruz: "Si alguien quiere ser mi discípulo —dijo—, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga." (Marcos 8:34).
- Jesús advierte a sus discípulos de que servirle será costoso: "Ningún siervo es más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán." (Juan 15:20).
- No olvidemos Lucas 17:7-10, que dice: "Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado, deben decir: “Somos siervos inútiles; no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber.”"
¿Cómo se relaciona la gratitud con este tipo de servicio tan costoso?
Tuve unos cuantos jefes duros en mis años de juventud, y les diré que servir a personas egocéntricas, interesadas y arbitrarias es un trabajo duro e ingrato. Afortunadamente, no es así con nuestro maestro. En primer lugar, Jesús entregó su propia vida para salvarnos. En segundo lugar, nuestro maestro no nos pide que hagamos nada que él mismo no haya hecho ya. Tampoco nos envía solos. Nos envía con su Espíritu Santo para guiarnos y sostenernos. Por último, no nos envía como siervos, sino como sus hijos amados, herederos de su reino.
La gratitud, entonces, es la postura primaria y por defecto de servir en el reino de Dios. Pero eso no significa que sea fácil. De hecho, Jesús nos advierte que habrá momentos en los que servir nos dolerá. Pero al final de todo está Jesús—nuestro maestro, Señor y hermano—con los brazos extendidos, dándonos la bienvenida a casa y diciendo: "Bien, buen siervo y fiel".
Es una bendición y un placer para el personal, las agencias y las instituciones de la Iglesia Cristiana Reformada de Norte América servirles a todos ustedes. Puede tener sus momentos difíciles, pero servir a las congregaciones y a los miembros cristianos reformados es un trabajo profundamente valioso y significativo que tenemos el privilegio de hacer. Espero que disfruten de estas historias de sus ministerios denominacionales sirviéndoles en el nombre de Cristo Jesús.
About the Author
Rev. Zachary King is the general secretary of the CRCNA. He is a member of Cascade Fellowship Christian Reformed Church in Grand Rapids, Mich.