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Llamaban a Jesús “amigo de recaudadores de impuestos y pecadores”

Pienso que los fariseos percibían que Jesús era blando con el pecado. Después de todo, se quejaban de que Jesús comía con “recaudadores de impuestos y pecadores” (Mateo 9:11; Marcos 2:16; Lucas 5:30; 15:2). Para la cultura antigua de Jesús, “la comunión en la mesa indicaba relaciones íntimas entre quienes la compartían” (The IVP Bible Background Commentary: New Testament). Las reglas de los rabinos judíos de la época prohibían compartir la mesa con pecadores no arrepentidos. Los “pecadores”, en cambio, veían en el hecho de que Jesús comiera con ellos “un gesto de amistad y aceptación” (ESV Reformation Study Bible, nota sobre Marcos 2:15). De ahí que llamaran a Jesús “amigo de publicanos y pecadores” (Mateo 11:19; Lucas 7:34).

Veamos la historia de Zaqueo, un recaudador de impuestos, en Lucas 19:1-10. Los recaudadores de impuestos eran judíos que cobraban impuestos a sus compatriotas para el Imperio Romano. Se ganaban la vida cobrando más de lo requerido y embolsándose la diferencia como comisión. Los judíos veían a los recaudadores de impuestos como traidores y ladrones.

Zaqueo era probablemente el más despreciado como jefe de los recaudadores de impuestos a cargo de otros recaudadores. Se enriquecía a costa de la opresión de sus hermanos judíos. Probablemente por eso no pudo pasar al frente de la multitud para ver a Jesús. La multitud no le abrió paso a como hubieran hecho con otros que eran bajos de estatura. Por eso, Zaqueo tuvo que correr y subirse a un sicómoro para poder ver a Jesús.

Zaqueo era probablemente el más despreciado como jefe de los recaudadores de impuestos a cargo de otros recaudadores. Se enriquecía a costa de la opresión de sus hermanos judíos. Probablemente por eso no pudo pasar al frente de la multitud para ver a Jesús. La multitud no le abrió paso a como hubieran hecho con otros que eran bajos de estatura. Por eso, Zaqueo tuvo que correr y subirse a un sicómoro para poder ver a Jesús.

Por eso, cuando “Jesús llegó a Jericó y comenzó a cruzar la ciudad” (Lucas 19:1), se entendió que había declinado la oferta (o las múltiples ofertas) de cena y alojamiento del grupo de bienvenida porque sólo estaba “cruzando” en lugar de pasar la noche. Según los antiguos escritos rabínicos, las higueras de sicomoro sólo podían crecer a cierta distancia de la ciudad. Así que cuando Zaqueo estaba subido a un sicómoro mirando a Jesús, estaba a las afueras de la ciudad, y Jesús iba de salida de Jericó.

Por eso, cuando “Jesús llegó a Jericó y comenzó a cruzar la ciudad” (Lucas 19:1), se entendió que había declinado la oferta (o las múltiples ofertas) de cena y alojamiento del grupo de bienvenida porque sólo estaba “cruzando” en lugar de pasar la noche. Según los antiguos escritos rabínicos, las higueras de sicomoro sólo podían crecer a cierta distancia de la ciudad. Así que cuando Zaqueo estaba subido a un sicómoro mirando a Jesús, estaba a las afueras de la ciudad, y Jesús iba de salida de Jericó.

Notemos que Jesús, a costa de su propia reputación, ofreció a Zaqueo su amistad y aceptación antes de que éste diera muestras de arrepentimiento. Pero el acto de gracia de Jesús hizo que Zaqueo se arrepintiera y se comprometiera a hacer una restitución económica (v. 8). El juicio de la gente no apartó a Zaqueo de su vida de avaricia, pero la misericordia y la bondad de Jesús sí lo hicieron.

Jesús dijo a los fariseos que aprendieran el significado de “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios” (Mt. 9:13; Oseas 6:6). La misericordia es la forma en que el sanador cura a los enfermos espirituales. “¡La compasión triunfa en el juicio!” (Santiago 2:13).

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