Con demasiada frecuencia, el testimonio del Evangelio se ha mezclado con patrones de dominación económica y cultural.
Fui testigo de ese espíritu de censura y desconfianza durante los debates en el sínodo.
Nadie puede negar el valor del aprendizaje continuo en nuestra vida y ministerio, pero, curiosamente, a menudo lo pasamos por alto.
Al recordar mi tiempo como director ejecutivo de la ICRNA, me parece improbable que hayan sucedido tantas cosas en la vida de nuestra iglesia y denominación en tan poco tiempo (febrero de 2020 a junio de 2022).
Dentro de las 24 horas después de la declaración de Sínodo 2022 expresando que su postura es confesional en cuanto al sexo homosexual, empecé a recibir correos electrónicos de personas lamentando esta decisión.
Aunque tanto la ortodoxia como la ortopraxia son necesarias, creo que les hemos dado demasiada importancia por encima de la ortocardia.
Desde cualquier perspectiva, la oración final de Jesús conlleva un gran peso.
Últimamente, la guerra en Ucrania está exponiendo la vulnerabilidad de la tierra a esta simple verdad.
Siempre nos pelearemos por algo a menos que afrontemos y resolvamos nuestros problemas subyacentes. Hasta donde yo sé, los hemos ignorado colectivamente.
La paz verdadera requiere la transformación de los corazones y de las relaciones.
La iglesia, como muchas otras cosas en nuestra sociedad, ha cambiado como consecuencia del COVID.
Los moderados dentro de cada grupo suelen ser los más vulnerables y aislados.
Hace poco reflexionaba sobre lo fácil que puede ser perder la esperanza en una época como ésta, pero, sin embargo, nuestra esperanza es Cristo.
Al parecer, tenemos la tendencia de abordar los asuntos principalmente como problemas intelectuales por resolver, aun cuando se trata de personas reales y complejas que necesitan ser amadas.
Como cristianos, somos llamados a utilizar todas las cosas para la gloria de Dios. Eso incluye nuestra tecnología.
No podemos escoger por conveniencia una mitad de ese versículo e ignorar la otra mitad.
La ambición puede hacernos perder de vista el presente y pasar por alto las bendiciones que Dios nos da cada día.
Mateo 2:13-15 narra cómo María y José huyeron a Egipto tras el nacimiento de Jesús.
¿Cómo sabemos si hemos domesticado las Escrituras para alimentar nuestro orgullo espiritual? Existen al menos tres señales principales.
Dichos hechos son sólo unos cuantos de una larga lista de males sociales, conflictos y retos enfrentados por el pueblo de Dios durante estos últimos años.
Para muchos de nosotros, nuestro concepto de la Iglesia se ha visto sacudido.
Para mí, la espiritualidad cristiana es holística porque la verdad y cosmovisión bíblica es holística.
En la Biblia y en la actualidad, Dios nos invita como "sus elegidos" a vivir en medio de esta creación caída.
Vea lo que Dios está haciendo y puede hacer.